El ascensor en el trabajo a menudo está en silencio cuando los trabajadores llegan a la oficina para comenzar su jornada laboral. Aunque varias personas toman el ascensor juntas, todos miran a la pared en silencio como si nadie estuviera con ellos.
Ahora, cuando subo al ascensor, trato de decir las palabras del amor de la Madre, “hola y buenos días”, a los que me uno. Sorprendentemente, un simple “hola” con una sonrisa cambia instantáneamente el estado de ánimo de todos y hace que el viaje al trabajo sea más agradable.
¡Doy gracias a la Madre por permitirnos tener sonrisas brillantes para quienes nos rodean!
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