Cuando me desperté el otro día, había mucha nieve acumulada durante la noche.
Al mirar hacia arriba, el mundo brillaba con nieve blanca pura, pero las carreteras eran un desastre.
Comenzamos los trabajos de remoción de nieve con nuestra familia para garantizar que los autos que pasan frente a Zion puedan pasar sin problemas.
Estuve paleando nieve durante unos 30 minutos a temperaturas bajo cero, tenía la frente sudando y me dolía la espalda.
Pero cuando los transeúntes me felicitaban y decían: "Estás trabajando duro" y "Estás haciendo un buen trabajo", me sentía feliz de poder mostrar la gloria de Dios a través de mis buenas acciones.
Aunque estaba físicamente cansado, me sentí bien al ver los autos y la gente pasar con seguridad después de dos horas de quitar la nieve.
Nos miramos a la cara, sonreímos alegremente y dijimos: "Gracias por su arduo trabajo", "Gracias por estar con nosotros" y "Gracias a ustedes", y fuimos felices.
Fue un día aún más agradecido, gratificante y alegre ya que llevamos a cabo la campaña compartiendo nuestra gratitud por el trabajo difícil y desafiante.