Antes de que terminara el año, le dije a mi líder de equipo que tenía que asistir a un evento en la iglesia. Debido a los días festivos, era realmente difícil solicitar una licencia ya que muchos de mis colegas estaban de baja, especialmente en el último día del año 2024. Cuando hice un seguimiento para verificar si podía trabajar medio día Me dijeron que no era posible porque no estaba aprobado. Me lastimé porque es importante para mí y de repente me enojé y le dije a mi supervisor que no iría a trabajar ese día.
El estado de ánimo en nuestro equipo cambió repentinamente porque mi solicitud no fue concedida. Pero me dijo que abriría un camino porque sentía que era importante. No le respondí porque estaba herida. Sin embargo, cuando llegué a casa me di cuenta de que no era bueno dejar salir mi enojo. Dije palabras que no eran beneficiosas. Mis sentimientos estaban justificados porque dije las palabras que quería, pero ¿qué hay de la persona que recibió esa dura palabra? ¿Estará feliz la Madre?
Entonces, el día anterior a mi solicitud de descanso, mi supervisor se comunicó conmigo primero enviándome un mensaje y diciéndome: “Le he enviado una respuesta a su correo electrónico. Su solicitud de medio día fue aprobada. No se entristezca”. En ese momento le dije: “Perdóneme por haberle dicho palabras ofensivas”. Nuestra conversación fue bien e intercambiamos buenas palabras.
A través de esta campaña “las palabras del amor de la madre”, entiendo más lo que la Madre quiere. Una disculpa no te hará sufrir ni te hará sentir menos importante. A veces nos hace refinados y miramos hacia atrás a las cosas con las que no tenemos cuidado y las hacemos mejor la próxima vez. De ahora en adelante me aseguraré de practicar diciendo palabras beneficiosas que no sean ofensivas sino alentadoras, para que el amor de la Madre florezca en todas partes.