“Perdóneme... Gracias”, un comienzo sagrado.
Palabras del cielo que ablandan el corazón,
Aunque son pequeños, resuenan profundos,
Despertar el amor del sueño de las penas.
Cuando los corazones son heridos por el mal descuidado,
Estas sencillas palabras fortalecen los espíritus.
Ellos vendan las heridas que no podemos ver,
Restaurando la esperanza y la unidad.
Tropezamos, vacilamos, sin darnos cuenta,
Sin embargo, la Madre ve con perfecto cuidado.
Sus amables palabras, firmes y amables,
Trae paz al corazón, alma y mente.
A través de cada lágrima, a través de cada prueba,
Sus palabras de verdad traen un tranquilo descanso.
La Madre nos enseña a arrodillarnos, a perdonar —
Amar, confiar, vivir de verdad.
Cuando nos lastimamos mutuamente,
Ella habla de la gracia que necesitamos para crecer.
Y con su luz, nos levantamos de nuevo,
Abrazados por un amor que no tiene fin.