“El lenguaje de amor de Itay (papá) son definitivamente los regalos”.
Cada vez que mi hermana mayor y yo hablábamos sobre las palabras del amor de la Madre en nuestra familia, siempre estábamos muy seguras de que el lenguaje de amor de nuestro papá era dar regalos. Él siempre nos daba muchas cosas, incluso cuando no había una ocasión especial.
Debido a esto, mi hermana y yo asumimos que él también se conmovería más cuando le diésemos regalos (Las palabras del amor de la Madre). Es por eso que siempre me resultó difícil elegir el regalo adecuado para papá cuando su cumpleaños se acerca rápidamente. Pensé: “¡Es su lenguaje de amor! Tengo que elegir con cuidado”.
Pero para mi sorpresa, durante una cena familiar, cuando mi hermana y yo explicamos alegremente a nuestros padres las Palabras del Amor de la Madre, papá dijo casualmente que apreciaba más las palabras de afirmación.
Me sorprendió. Me di cuenta de que realmente no conozco a mi papá tanto como pretendo. Las palabras de afirmación serían mi última suposición cuando se trata del lenguaje de amor de mi papá.
Cuando mi sorpresa disminuyó, comencé a sentirme un poco culpable. Me di cuenta de que no suelo dar a mi papá afirmaciones por las cosas que hace por nuestra familia.
Intercambiando miradas, mi hermana y yo comprendimos que el regalo que nuestro papá realmente quiere recibir es simple y económico: solo palabras genuinas de aliento y gratitud de sus hijas.
—¿En serio, papá? En ese caso, queremos que sepas cuánto te apreciamos por todas las cosas que haces por la familia.
“Tu trabajo es duro. Debes de haber soportado mucho”.
“Si tuviéramos la oportunidad de rehacer esta vida, te elegiríamos como nuestro padre una y otra vez”.
—¡Eres el mejor!
Incluso con estas declaraciones cursis pero genuinas, mi hermana y yo fuimos testigos de que los ojos de nuestro padre brillaban como si estuviera conteniendo las lágrimas. En ese momento particular, los ojos de nuestro padre, típicamente como el océano silencioso que retiene las profundidades de la mística y la quietud, comenzaron a brillar como joyas. Sus ojos eran como el océano del mediodía que brillaba bajo la calidez de las sinceras palabras de sus hijas.
Como si acabara de recibir el mejor regalo, papá sonrió, se rió y preguntó en broma: “¿En serio? ¿No querrías que Elon Musk fuera tu padre?”.
El resto de nuestra cena familiar estuvo llena de mucho amor y risas. Nuestra mamá también parecía muy feliz.
Mi hermana y yo estábamos equivocados. El lenguaje de amor de Itay son definitivamente palabras de afirmación.
Gracias a las enseñanzas de la Madre, ahora sabemos cómo convertirnos en hijas más filiales de nuestro Padre, aprendiendo primero a hablar su lenguaje de amor.