En primer lugar, gracias, esta experiencia fue una oportunidad increíble para mostrar cómo transforman nuestros corazones.
El lunes, estaba haciendo fila en la tienda. Las filas eran largas y muy concurridas. Mientras esperaba, esta señora estaba detrás de mí. Me detuve para tomar unas galletas, y ella pasó a mi lado, ocupando mi lugar.
No discutí ni hice preguntas. Sonrío pensando que debe de tener prisa, recordando el amor bondadoso de la Madre por mí. Le sonrío y me muevo a lo largo de la fila.
Para mi sorpresa, me dejó pasar primero y dijo que tú vas primero, ¡también sonriendo!
Lo que podría ser una pequeña pelea por un lugar en la fila, se convirtió en un intercambio de sonrisas, todo gracias a que la Madre nos enseñó a rendirnos. Espero que algún día pueda contarle sobre el amor y la bondad de la Madre.