El año pasado les regalé a mis padres unas lindas flores el Día de los Padres.
Uno para la casa de mis padres y otro para la casa de mis suegros.
Lamento no poder comunicarme con usted con frecuencia, por eso le escribí una carta a mano en una pequeña postal.
Mi madre se sorprendió con la visita sorpresa, pero le encantó.
Al día siguiente, me envió un mensaje de texto diciéndome que había disfrutado leyendo mi carta y agradeciéndome.
Unos días después, mi esposo regresó de casa de sus suegros y dijo que vio a su madre sonriendo felizmente mientras miraba una tarjeta y le preguntó qué era. Ella respondió: «No necesitas saberlo», y me contó sobre la carta que le di.
Lamento no haber podido expresarlo hasta ahora y agradezco haber podido transmitirte mis cálidos sentimientos.
Me gustaría agradecer a mis padres por siempre cuidarme y apoyarme en silencio.