Leí las palabras de amor de la Madre y, gracias a Dios, de manera espontánea encontré el momento preciso para ponerlas en práctica. Mientras caminaba con mi mamá haciendo ejercicio, le dije: “Gracias por todo lo que hiciste por nosotros”. Somos tres hermanos: yo, mi hermana y mi hermano. Fue un momento muy agradable porque mi mamá tiene el cuerpo endurecido por tanto sacrificio, pero al decirle las palabras de amor de la Madre, sé que se consoló y se alegró su preciosa alma cansada.
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