Mi vecino de al lado tiene la costumbre de no tirar basura frente a su casa, pero siempre la tira frente a la mía. La basura no se recoge, así que se descompone y las moscas pululan por todas partes. La gente de alrededor me pregunta por qué dejo que mi vecino haga eso.
Pero en lugar de enojarme, mantuve la calma y recogí la basura a diario con la esperanza de compartir mi cariño con mis vecinos. Un día, un amigo me enseñó a preparar verduras encurtidas al estilo coreano y compartí el plato con mi vecino y los vecinos de la zona. Sonreí radiantemente y les di el plato, y como resultado, dejaron de tirar basura frente a mi casa.
Los amigos que escucharon esta historia también se interesaron en maneras de cultivar la tolerancia. Estoy agradecida de que, gracias a la campaña "El Lenguaje del Amor de Madre", haya tenido la oportunidad de expresar mi corazón a mis vecinos. ❤️❤️